miércoles, 22 de noviembre de 2017

Grand blues motion

Una melodia triste suena por el altavoz. Un lamento de voz acompaña a un punteo sureño de una guitarra que bien podria estar hecha de latón. La botella de ginebra se hace cada vez mas pequeña. Y los coros que hago de la cancion cada vez son mas fuertes y marcados, incluso llegando a cantar toda una estrofa entera. Sentado en el suelo de la cocina veo parpadear el fluorescente del techo, mientras el cuello de la botella se escurre de la palma de mi mano como si tratase de huir de un maltrato de una forma sigilosa y sin llamar mucho la atención.
La voz del altavoz sigue gritando, dando a conocer al mundo esa terrible tristeza azul que le posee. Ser capaz se hablar de la tristeza que nos invade es un acto de heroismo. Nos enfentamos a nuestras quimeras mas profundas y se vuelven reales, solo entonces con cada punteo, la guitarra se convierte en una espada con la que cortamos cabezas a los monstruos.
Yo aqui sigo, debatiendome entre vomitar en el suelo o lanzar otro grito de auxilio con toque de blues. Deja de lamentar y de imaginar una vida que esta lejos de ti. Pierdete en el desenfreno de la tristeza y admitelo, la echas de menos. Vuelve a admitirlo, ha encontrado una compañia en su viaje mucho mejor de lo que tu pudiste hacer.
Repentinamente la botella de ginebra vuela a traves de la cocina para estamparse contra la pared que se presentaba desafiante. Hija de puta. Algunos dicen que cabrearae funciona, que sacar los puntos negativos de esa otra persona te hace olvidar todo lo bueno que has perdido. Pero no sirve de nada. Los cristales rotos en el suelo se rien de mi. Saben que ellos son la prueba del desequilibrio emocional que sufro desde que ella se marcó.
Esto ya no tiene sentido, la casa se hace rara, como si nunca hubiese estado. Ya no me llama la atencion nada de nada, todas las buenas facetas que uno puede sacarle a la vida que le espera se me hacen rancias y putrefactas.
Como no, siempre existe alguna voz que te intenta aconsejar e incluso empujar al bienestar de la felicidad y la indiferencia. Pero donde quedaría nuestra conciencia sin la tristeza. Hemos nacido para llorar y, como decía mi abuelo, todo lo demás son creaciones de los centros comerciales. Que espera conseguir con tu alegría si no eres capaz de ver el lado trágico de la vida.

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