jueves, 16 de noviembre de 2017

Física y sin razón

En un extremo de un océano inmenso y atlántico, una mirada se alza de sus zapatillas mojadas y con arena para mirar al infinito horizonte que se dibuja. Llega un punto que la curvatura de la tierra se nota tanto que no te deja ver mas allá. Aun así la mirada invisible lanzada desde esa playa, con un tiempo lluvioso, sigue viajando a través de kilómetros de agua para alcanzar las costas de otro continente.
No solo el espacio separa los dos extremos sino el tiempo también. En el momento que se decide comenzar el viaje pasa tiempo hasta llegar a tu destino, por lo que se podría decir que no solo hay espacio, también tiempo que se gasta en recorrer ese espacio.
El viento sigue soplando en la playa, incesante, despeina y a veces no deja escuchar nada más, salvo elrugido de las olas. Mientras tanto el emisor de esa mirada espera que al otro lado del tiempo y el espacio exista una empatía y otra mirada se cruce en el camino. Pero lo único que encuentra al otro extremo es otra vida diferente. Planes diferentes, con una sonrisa en la cara, música diferente que escuchar, cosas diferentes que hacer, en definitiva, una cultura y vida diferente. Lo que empezó siendo una visión extraña por unos días, acaba convirtiéndose en una realidad aplastante y que te vence, cuando le apetece. Por eso construimos y trasladamos aquello en lo que pensamos y lo hacemos realidad. Tanto tiempo y sigues anclado.
Pero se intenta sortear el tiempo y el espacio buscando nexos que unan ambos continentes. Los cuerpos celestes. Una mirada a la luna te da una instantánea muestra de realidad. Si en ese mismo momento otra mirada a la luna se produce, ambos entes comparten un momento de realidad, mirar el mismo objeto en el mismo estado a pesar de la gran distancia que los separa. Es como fugarse por un momento del cuerpo y reencontrarte en la luna con la otra persona. Después de tanto tiempo y sabiendo que el nexo que los unía ha desaparecido tras la humareda que levanta un cambio de vida tan radical.

Sumergido en un mar eterno, para que vamos a soltar esa plomada sabiendo que necesitamos respirar.

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