martes, 27 de febrero de 2018

Inmenso azar

Existe un grano de arena en una playa kilométrica. Una minúscula piedrecita en un mosaico que es este planeta. Aparentemente y teniéndola en cuenta individualmente no significa nada pero hace que el dibujo que contiene el mosaico cobre sentido. Tal vez si faltase esa pieza seguiría siendo un mosaico y cumpliría su función, pero se notaria mucho su ausencia. No solo por el hueco vacío donde se adivina el cemento, sino porque las demás piezas ya no lucen igual si no esta ella.
Aun no entiendo la razón de que las personas que mas influyen en nosotros son las que menos quieren influir. Una persona que aparentemente no crees que pueda aportarte nada, acaba dándote una solución a tu vida.
Pensadores de la antigüedad ya se dieron cuenta que la realidad obedecía a una serie de causa y efectos. Un movimiento que provoca el siguiente y así hasta nuestros días, pero, ¿cual sería el primer movimiento o efecto? Dado que es el principio y nada le precede debe ser un motor que hace mover a los demás pero él se mantiene inmóvil.
La inercia mas bestial viene dado desde ese tipo de efectos. Apenas se mueve de su trayectoria el cuerpo celeste y yo he provocado una colisión con ella que ha desviado mi órbita. Esa órbita que me mantenía atado a un sol negro, oscuro y que solo transmitía frío. Ahora el cuerpo celeste que me ha provocado esta escapatoria se aleja de mi con el paso del tiempo, como si nada hubiese hecho. Indiferente. Yo he dejado ese sol oscuro detrás, ahora navego por una oscuridad inmensa que, al menos, no transmite el frío de mi anterior estrella. Ahora mi capa atmosférica busca luces que recibe de la inmensidad del universo, y ya nota calor.
Voy a caer en el pecado más repetido por el ser humano, voy a personificar ese azar que ha hecho que nos encontremos, voy a venerarla, y sobre todo voy a darle gracias por cruzar mi camino con el tuyo.

No hay comentarios: